Ayuda Para el Abuso Infantil

Ayuda Para el Abuso Infantil — Pensamientos, Sentimientos y Creencias
Si estás buscando ayuda para el abuso infantil, es significativamente importante lo que pienses, sientas y creas. Si eres un adulto sobreviviente al abuso infantil, es probable que todavía estés luchando con esas cosas. Contrario a lo que la sociedad o cualquier otra persona te haya dicho, el pensamiento, el sentimiento y las creencias, son la esencia de tu ser y son vitales para tu salud mental. Queremos ayudarte a interiorizar en tus conflictivos pensamientos, sentimientos y creencias, y descubrir lo que yace debajo de ellos.

Los abusos sexuales de la infancia y otras formas de abuso, tienen ramificaciones duraderas. Es posible que te estés preguntando: “¿Por qué yo?” “¿Cómo Dios permitió esto?” “¿Qué hice yo?” Probablemente estás pensando: “No pertenezco o no encajo”; o “No importa cuán reales puedan parecer las cosas, ¿son en verdad reales?”.

Como una víctima del abuso infantil, puedes estar experimentando sentimientos de ira, culpa vergüenza y falta de perdón, y es posible que no te sientas digno por dentro. O es posible que sea una carga con la que debes sobrevivir día a día. Quizas te cuestiones tus creencias: ¿En quién creo?, ¿En qué creo? Todo esto puede ser muy confuso cuando tratas de clasificar creencias sobre Dios, otros y ti mismo.

Ayuda Para el Abuso Infantil — Transformación
Hay ayuda disponible para el abuso infantil. ¿Quieres ser parte de esta transformación? Lo que te pasó cuando niño fue absolutamente no natural, pero existe una manera sobrenatural para lidiar con ello, para ser sanado, y para ser transformado desde el interior. Tratar de sobrellevar tu vida, tus pensamientos, sentimientos y creencias, puede ser complicado. No hay un arreglo rápido. Los pensamientos aún están ahí, los sentimientos están todavía presentes y creer es difícil. Dios está ahí para ti y a él le importas. Él quiere sanarte y darte libertad. Hay ayuda disponible para las víctimas de abuso infantil. Hay esperanza. Considera el siguiente acróstico, escrito por un sobreviviente de abuso infantil:

Fui de:
A - Agobiado: Siempre estoy enojado y molesto.
B - Botado: Me siento solo. ¡A nadie le importa!
U - Ubicado: Nunca me comprenden.
S - Sobresaltado: Me siento culpable, avergonzado, y siento culpa por todo.
A - Atrapado: No hay salida. Sobrevivo día a día.
D - Desgraciado: No hay amor ni honor. Soy humillado.
O – Otros: otros sentiemientos de dolor.

A:
A - Agobiado: Ahora tengo una ira justa, hablo por otros, así como por mí mismo.
B - Bendecido: Pertenezo a la familia de Dios. ¡Soy amado!
U- Ubicado: Soy totalmente aceptado y protegido.
S - Sobreseído: Mi culpa y mi vergüenza han desaparecido. He sido perdonado enJesucristo. Él cargó con todos mis pecados.
A - Aferrado: Estoy protegido por Dios y sus caminos.
D - Dádiva: Jesús dio su vida para que podamos nacer de nuevo en él. ¡Ya no hay más desagracía, sino la gracia de Dios!
O – Otros: otros sentimientos de amor

Ayuda Para el Abuso Infantil — Esperanza para Tí
Es importante entender que el corazón (todo nuestro ser) es una creación divina y está formada por nuestros pensamientos, sentimientos y creencias. Proverbios 27:19 dice: “En el agua se refleja el rostro, y en el corazón se refleja la persona”. Cuando un niño es abusado, ya sea sexualmente o de otras formas, este abuso va directo al núcleo de su ser, ¡al corazón! La Biblia nos dice que del corazón fluyen todas las cosas. Marcos 1:20-21 dice: “Lo que sale de la persona es lo que la contamina. Porque de adentro, del corazón humano, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual”. Por lo tanto, el corazón es lo que ultimadamente está afectado por el abuso y necesita ser sanado. Solo a través de Dios y su Espíritu obrando en nosotros, podremos lograr la verdadera sanidad. Filipenses 2:13 dice: “Pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad”.

Si tú estás luchando con el abuso infantil ocurrido en tu pasado, no estás solo. La recuperación del abuso es posible. Jesús dice: “Ven, te ayudaré en tu jornada. Hay esperanza y sanación para un corazón herido”.

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