Narcisismo

Narcisismo - ¿Qué es?
El narcisismo se centra en una admiración excesiva hacia los propios atributos físicos o mentales. El término narcisismo se originó de la mitología griega. Narkissos, un guapo joven, se enamoró de su propio reflejo en un estanque y fue convertido en la flor de narciso. Esta fascinación desmesurada por sí mismo termina en egocentrismo, con una obsesión por el propio cuerpo. Aunque algunas características no son exclusivas del narcisismo, son indicio de lo que está detrás de una máscara de excesiva seguridad -- una frágil autoestima. Los narcisistas padecen con frecuencia de egotismo, vanidad, celos, así como una carencia de empatía/simpatía.

Aproximadamente el 1% de la población sufre de algún tipo de narcisismo. El Trastorno Narcisista de la Personalidad se encuentra en el extremo mismo del espectro de la psiquis humana. De aquellos que solicitan terapia para TNP, tres cuartos son hombres. Muchos más individuos exhiben características narcisistas que los diagnosticados con TNP. El narcisismo no discrimina razas, genética, ni situación socio-económica. La edad no es un factor, esta conducta negativa puede manifestarse como una etapa pasajera o un estado permanente de TNP.

Narcisismo - Cuál es el Impacto de los Medios Sociales
Cuando son utilizados con demasiada frecuencia, sitios de los medios sociales, como Twitter y Facebook, potencialmente pueden generar narcisismo. Estudios han demostrado que el uso excesivo o la excesiva auto-promoción en la participación en los medios sociales pueden generar narcisismo. Cuando usted depende de sitios sociales para promoverse a sí mismo o para llamar la atención, puede desarrollarse el narcisismo.

"Para las personas con características narcisistas...los sitios de conexión sociales son medios efectivos de auto-promoción. En línea, ellos pueden juntar una multitud de amigos casuales, escoger las fotos en las que lucen más atractivos y, a través de frases y comentarios acerca de sí mismos, crear un relato personal convincente."¹

Narcisismo - ¿Qué dice la Biblia?
En el pasado, el énfasis se colocaba en conductas perjudiciales como la depresión, las tendencias abusivas, y los desórdenes de alimentación -- productos todos de la baja autoestima. Sin embargo, ahora existe una tendencia general hacia "demasiada" autoestima, es decir, el narcisismo. Actitudes de egoísmo llevan a hacer declaraciones tales como: "Si yo gobernara el mundo, sería un lugar mejor" y "puedo vivir mi vida de la manera que yo quiera.". Bíblicamente hablando, el narcisismo es simplemente egoísmo. Si no se controla, esta fijación resulta en el rompimiento de relaciones personales, que parecían emocionalmente "indestructibles."

Filipenses 2:3 trata la verdadera naturaleza del narcisismo. "Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; La mentalidad de alguien humilde ve a otros como dignos de tratamiento preferencial. Un narcisista se considera el centro del universo, despreciando el valor de otras vidas, desplazando incluso a Dios del trono de su vida. Su vida pronto llega a carecer de toda paz. "Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón. . . allí hay perturbación y toda obra perversa" (Santiago 3:14-16).

Existe ayuda para el narcisismo, para cualquiera que esté luchando con asuntos relacionados con la autoestima. En vez de ahogarnos en el estanque de nuestro propio reflejo distorsionado, podemos aceptar que fuimos creados a la imagen de Dios. . . cómo Dios se refleja sobre nosotros. "¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena; Despierto, y aún estoy contigo!" (Salmo 139:17-18 VRV). Dios nos valora mucho. Al renunciar a nuestro egocentrismo podemos entender cuánto Dios nos atesora. El salmista, David, reflexionó sobre la posición del hombre como representante de Dios en toda la Creación. "Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria? Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de honra y de gloria.” (Salmo 8:4-5).

En humildad, Jesucristo, el Hijo de Dios, vino a la tierra, despojándose de Su naturaleza divina. Jesús se despojó a Sí mismo, dejando de lado Su gloria. "El cual [Jesús], siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a Sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres . . . se humilló a Sí mismo . . ." (Filipenses 2:6-8). Mediante el poder de Jesús viviendo en nosotros, nuestra propia imagen se convierte en la imagen del carácter de Cristo y somos transformados.