Tratamiento Contra el Cáncer – Recibir las Noticias Devastadoras
Si tú o alguien que tú amas deben recibir un tratamiento contra el cáncer, tómate unos minutos para leer esta historia personal.
En julio 22, yo recibí las más devastadoras noticias de toda mi vida: “Allison, los resultados de tus exámenes están listos, no se trata de tuberculosis, sino de cáncer, y se ha regado a muchas partes de tu cuerpo”.
Por unos pocos segundos, solo permanecí sentada en el consultorio del doctor, conmocionada e incrédula. Unos minutos después, mi mente se inundó con todos estos pensamientos…”¿Cómo me enfermé de cáncer? Sólo tengo 36 años de edad y estoy en la cúspide de un cambio de carrera. ¿Acaso moriré y no podré ver mis sueños de convertirme en una exitosa emprendedora hacerse realidad? ¿Que hay de mis planes de tener dos hijos? ¿No podría llamar a mi hija Anaya (un nombre africano que significa admirar a Dios)? ¿Se acababan todos mis sueños? Nunca fumé, usé alcohol o cualquier tipo de droga ilícita. ¿De dónde salió este cáncer? ¿Era un tipo hereditario de cáncer?
Una vez que asumí lo que mi doctor acababa de informarme, emití un grito desde lo profundo de mi alma. En medio de las lágrimas, busqué la cara de mi médico esperando respuestas a mis preguntas. Él no podía ofrecerme ninguna explicación racional y podía también ver en su cara el dolor y la agonía. Yo conocía a este médico por muchos años, desde el año 1997 en que me operó por primera vez de tumores fibroides. Él fue capaz de salvar mi útero, cuando los médicos que previamente me habían examinado, dijeron que necesitaba una histerectomía. ¿Sería en esta ocasión capaz de usar esos dones y talentos dados por Dios para liberar a mi cuerpo de este cáncer? No, no esta vez. La situación requería de otro tipo de especialista, por lo cual me refirió a un oncólogo, quien se especializaba en cáncer de ovarios, ya que él pensaba que el cáncer podía haberse originado en mi útero.
Luego de que la oncóloga me examinó y revisó los resultados de los exámenes, determinó que el cáncer no se originó en mi útero, por lo que me remitió a otro doctor: un cirujano gastrointestinal, quien me realizó, tanto una endoscopía como una colonoscopía. Los resultados de estos exámenes, demostraron que el cáncer se originó en mi apéndice, esparciéndose luego a las paredes de mi estómago, vesícula biliar, útero, ovarios, trompas de falopio y colon. Y para colmo, había dos extrañas formas de cáncer en mi cuerpo. Como los dos primeros, este doctor no pudo ocuparse de mi caso, así que me refirió a un oncólogo que se especializaba en la extraña forma de cáncer que estaba provocando la devastación en mi cuerpo. La recomendación de este último doctor fue que tomara un tratamiento radical, eso significaba que tendría que realizarme una operación llamada “extirpación del bulto”, en la cual el cirujano cortaría todo lo que fuera visible del tumor y luego me sometería a un tratamiento agresivo de quimioterapia.
Le pregunté si había otra alternativa y si tenía o no la oportunidad de sobrevivir si no tomaba esta recomendación. Me respondió honestamente: “No, no va a sobrevivir, porque ya está en un grado 4 de la enfermedad”.
Tratamiento Contra el Cáncer — El Dolor
Usando el buen sentido que Dios me había dado, elegí la cirugía y el tratamiento de quimioterapia contra el cáncer. El día de la cirugía fue Octubre 14 y el doctor se tardó siete horas en realizar el procedimiento. Mis órganos reproductivos y parte de mi colon fueron sacados, al igual que mi apéndice; Mi vesícula tuvo que ser pelada. Para fines de mes, recibí mi primera dosis de quimioterapia, las subsecuentes visitas con el oncólogo no mostraron signos de mejoría. El pronóstico de mi doctor era que tendría que pasar en quimioterapia el resto de mi vida.
¿Cuánto más podía soportar, Dios? ¿Me despertaría algún día de esta pesadilla? ¿Acabaría algún día el dolor en mi corazón, mente, espíritu y cuerpo? ¿Cuándo terminarían las alucinaciones provocadas por todos los medicamentos? ¿Sucumbiría a esta espantosa enfermedad que no se la desearía ni a mi peor enemigo? ¿Qué pasó con mi paz y mi gozo? ¿Dónde está esa sonrisa que mostraba los 32 dientes? ¿Cómo se transformó esa magnífica luz de mi ser en una trémula lucecita?
Luego de ocho meses de una agotadora quimioterapia, dos transfusiones de sangre, pérdida de peso extremo, fatiga, dolor de huesos y de las articulaciones, cambios en la textura de mi cabello, lastimados en la boca, dedos de manos y pies entumecidos, una severa sensibilidad al frío, por fin podía contar mis buenas noticias.
Tratamiento Contra el Cáncer — Los Resultados
En Diciembre 29, recibí el mejor regalo de todos: el regalo de la vida y la salud. El mismo doctor que me dijo que estaría en quimioterapia el resto de mi vida, tuvo que retractarse. La tomografía computarizada que me había realizado en Diciembre 17, ¡no mostraba signos visibles de cáncer en mi cuerpo!
Tres tomografías en el mes concordaban con la primera: no había señales de cáncer. ¿Cómo y por qué sobreviví a esto?
Unos meses antes, escuché a Dios decir a mi espíritu: “… al que se le ha confiado mucho, se le pedirá aun más”. Estas palabras se las puede encontrar en el Evangelio de Lucas 12:48. Por la gracia de Dios, su misericordia y su amor por mí, mi vida fue respetada y se me dio una segunda oportunidad. Me di cuenta que mi fe, meditando y afirmándome en la Palabra de Dios, junto al abundante amor, oraciones y apoyo de mi familia, amigos y gente que ni siquiera conocía, jugaron un papel muy importante en la sanación de mi cuerpo. Aunque a momentos estaba deprimida, cansada y extenuada, nunca renuncié a mi fe en la habilidad de Dios para librar a mi cuerpo de esta enfermedad. Fe es “una inamovible e inquebrantable creencia y confianza en Dios, su Palabra y sus promesas, aunque evidencies o no un cambio de tu situación, condición o circunstancia”.
Tratamiento Contra el Cáncer — Comprenderlo
Yo desafío a todos y cada uno a leer estas palabras (quizás muchos de ustedes atraviesan un tratamiento contra el cáncer) para que sean motivados. Dios es siempre fiel. Cualquiera que sean los problemas o adversidades que estés atravesando, mantén la FE y Dios velará por ti a través de todo. Él lo hizo por mí y sé que lo hará por ti. Dios mantiene sus promesas y tú puedes sostenerte en su Palabra.
De acuerdo a la voluntad de Dios, todos aquí en la tierra tenemos diferentes propósitos. Antes de que mi ser haya nacido para mis padres terrenales, Dios me dio una misión o tarea específica que debe ser cumplida. Dios respetó mi vida porque yo no he terminado con la tarea que Él me llamó a hacer. Dios quiere que yo use mis dones espirituales de ayuda, misericordia, motivación, fe y pastoreo, para ayudar a otros a llevar el testimonio de que él está vivo y quiere mucho tener una relación con todos aquellos que se acerquen. Dios nos ama mucho y le parte el corazón vernos en dolor y alejándonos de él.
Yo no creo que DIOS me dio cáncer; sin embargo, Dios respondió a muchas de mis preguntas, colocando este versículo bíblico en mi espíritu, Juan 9:1-3, que dice: “A su paso, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron: —Rabí, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres?— ‘Ni él pecó, ni sus padres —respondió Jesús—, sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida’”. La misma verdad se aplica para mí. El cáncer sucedió para que yo pudiera dar testimonio de la sanación y los milagrosos poderes de Dios todopoderoso.
Dios me sanó espiritual, emocional y físicamente. Y la más importante sanidad que tiene para ofrecernos, es la sanidad espiritual. Antes de aceptar a Cristo como mi Salvador personal, estaba viviendo una vida realmente vacía. Buscaba el amor en los lugares equivocados, estaba muy enojada, confundida y me aferraba a la falta de perdón por las cosas que yo había hecho y por las cosas que me habían hecho otros. Ahora que tengo una relación con Dios a través de Cristo, estoy gozosa y tengo paz y más amor por mí misma y por los demás.
Podemos orar y pedirle a Dios que nos sane de nuestras enfermedades y dolencias físicas. En ocasiones, la sanación está alineada a su voluntad en referencia a nosotros, y en ocasiones, no lo está. Proverbios 19:21 dice: “El corazón humano genera muchos proyectos, pero al final prevalecen los designios del Señor”
Por favor, no pierdas la esperanza, confía en Dios con todo tu corazón. Él envió a su hijo Jesucristo al mundo, para que todos podamos tener una vida llena de abundancia y prosperidad. Aférrate fuerte a tu roca y Salvador Cristo Jesús, porque Jesús es el mismo de ayer, hoy y siempre.
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